Guanajuato: Dia de los Muertos

Noviembre 1, 2014 – Noviembre 3 ,2014 ($1,030 mxn)

León – Guanajuato (290 km)

“¿Podría ayudarme a meter mi motocicleta al hostal?” le pregunté a la señorita atendiendo el mostrador mientras me registraba en Guanajuato, en el centro de México. Habían pasado algunos días desde que me separe del grupo con que viajaba, y ahora me sentía más cómodo acerca de la idea de viajar en motocicleta por un tiempo en México.

Un día antes de llegar a Guanajuato, contacte Motoruta México, un grupo conformado por entusiastas al motociclismo de todo México, y más de uno ofreció su ayuda que llego de diferentes formas. Marco y su novia ofrecieron hospedarme en su casa en León, Guanajuato. Marco y sus amigos, Luis y Andrés, me llevaron a comer tacos aquella noche, y al día siguiente condujimos las motocicletas por un camino de tierra desde León a Guanajuato. Su hospitalidad me hizo pasar de ser un extraño a sentirme como familia. El grupo de Motoruta México, y sus miembros desinteresados, se convertirían en un útil recurso que regalaría amistades que continúan hasta hoy en día.

Marco y Marlenne de Leon

 

Había llegado a la bella ciudad colonial de Guanajuato, en el estado Mexicano del mismo nombre. Esta ciudad es, por mucho, una de las más hermosas que jamás he visitado. Se encontraba en una pequeña cuenca, rodeada por montañas sobre las cuales estaban las carreteras que entraban y salían de la ciudad. De hecho, uno podría orillarse en una de estas carreteras y mirar alrededor y al otro lado de la ciudad hacia el resto de las montañas que la rodean. El corazón de la ciudad estaba compuesto por pequeñas calles empedradas, angostas en algunas partes y excesivamente angostas en otras. En realidad, sus minúsculas calles son un aspecto en favor de la belleza pintoresca que goza esta ciudad. Aparte de las peculiares calles, la ciudad cuenta con un sistema de túneles subterráneos, que contribuyen a una linda escena, o una de película de terror, supongo. Estos túneles oscuros te llevan de un lado de la ciudad hasta el otro extremo y cualquier cosa entremedio. Esta joya de ciudad mantiene su romanticismo durante las tardes ya que no existen los numerosos letreros de publicidad que comúnmente hay en otras ciudades.

Abundante en historia y cultura, es relajante caminar por las laderas y las calles del centro de Guanajuato y disfrutar de un café, o tu bebida de preferencia, en uno de los numerosos establecimientos mientras escuchas música en vivo, o subir a uno de los miradores alrededor de la ciudad. Visité Guanajuato durante el Día de Muertos, un día festivo donde se recuerdas a los seres queridos que han fallecido y la muerte misma es celebrada como una parte natural de la vida. Debido al día festivo, la ciudad se desbordaba con artesanías y flores de cempasúchil, que son típicas durante esta festividad. Fácilmente uno puede pasar días vagando por las calles de la ciudad, que es justo lo que hice durante un par de días y, honestamente, no me importaría volver pronto.

Cuando me registré en el hostal, noté que probablemente podría pasar mi motocicleta por encima de unos escalones y estacionarla dentro del edificio, manteniéndola segura durante la noche. Le pregunte a las empleadas y no parecían tener problema con ello. La mujer del mostrador me entregó una llave que abría la puerta principal de todo el edificio. Estaba confundido. “¿Porque necesito una llave? ¿Le entregan una llave a todos?” Le pregunté aun confundido. “Tú eres ‘todos’” respondió. Nadie más se hospedaría en aquel hostal de tres pisos con numerosas camas disponibles. Hmm, ¡Que aterrador! Solo estaría yo en este enorme lugar durante esa noche.

Cuando regresé de vagar por la ciudad, escuché ruido en uno de los pisos superiores. No sabía si hacer mucho ruido para anunciar mi presencia, o investigar de manera cautelosa, o simplemente salirme y regresar por la mañana. Resulta que otro para de viajeros se habían registrado en el hostal durante el tiempo que yo estaba afuera. Ambos eran de Alemania y hacían su recorrido desde el centro de México hasta Centroamérica. Nos quedamos despiertos hasta tarde platicando acerca de futbol y los distintos lugares de México que cada quien había visitado, y nos volvimos amigos con quienes aún mantengo comunicación.

 

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